martes, 20 de noviembre de 2012

Antecedentes


El estudio del ensayo constituye ya en nuestros días un campo de trabajo definido, que cuenta con un perfil relativamente autónomo dentro del ámbito de los estudios literarios. Se trata de un caso especial para la teoría y la crítica, debido a que corresponde a un tipo de texto que muchos consideran fronterizo entre distintos campos, órbitas y saberes, y reviste por tanto particular complejidad a la hora de someterse al análisis literario. De allí el enorme desafío que representa su examen a la luz de la teoría literaria. Algunas de las preguntas que se plantean más frecuentemente en torno al ensayo son:

1) En cuanto a su clasificación, ¿se trata de un género, de una clase de textos, de una forma discursiva, de un fenómeno de textualidad?

2) En cuanto a su especificidad, ¿es posible deslindar el ensayo respecto de otras formas de la prosa de ideas o de la prosa no ficcional? ¿Cuál es por otra parte su articulación con la narrativa y la lírica? ¿Y cuál su relación con el campo literario y el discurso social?

3) En cuanto a su constitución, ¿existe alguna posible “ley” del género? ¿Es posible determinar “reglas” que operen en estas formas textuales? 

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